Myra Landau
y suavizó el mundo de la geometría.

Myra Landau [1926–2018] fue una artista pionera que redefinió el modernismo latinoamericano con una geometría sensible pero poderosa. Reconocida por sus icónicos Ritmos, rompió con las líneas rígidas comúnmente asociadas al arte abstracto dominado por hombres en el siglo XX. Su obra explora un lenguaje visual más suave y orgánico, capturando el movimiento, la energía y la emoción en forma gráfica.

El término Geometría Sensible ofrece una mirada poderosa para comprender el lenguaje visual de Myra Landau. Fue utilizado como título de una exposición curada por Pilar García en el Museo Universitario Arte Contemporáneo (MUAC) de la Ciudad de México, presentada de septiembre de 2024 a febrero de 2025. El trabajo curatorial e investigativo de García ha sido clave para replantear y celebrar hoy el legado de Myra Landau.
Sus composiciones irradian una geometría más suave y orgánica, capturando la energía en forma gráfica y creando un lenguaje visual dinámico pero delicado. A pesar de su estilo innovador y de sus contribuciones en México y más allá, la obra de Landau permaneció poco reconocida debido al discurso patriarcal predominante, que con frecuencia marginaba las voces femeninas en el arte.
Perseguida por el nazismo, vivió y trabajó en seis países, forjando así una identidad artística verdaderamente transnacional — arraigada en su herencia rumana, su formación en Brasil y el vibrante contexto artístico de México. Como pintora y poeta, construyó una obra coherente, donde cada pieza es testimonio de su visión transgresora y de su profunda sensibilidad.
Busco un equilibrio que no puedo encontrar en el mundo irracional que me rodea.








“Lo que hace Myra es enriquecer el campo del geometrismo con una geometría sensible, más gestual y con el cuerpo involucrado en la creación. A través de lienzos grandes, sus trazos invitan a que el cuerpo del espectador entre en el cuadro, una cualidad que marca una diferencia en el arte geométrico que conocemos.”
- Pilar García

Rumanía:
Una vida temprana turbulenta
Myra Landau nació el 5 de diciembre de 1926 en Bucarest, Rumania. Como niña judía, sus primeros años estuvieron marcados por las duras realidades del antisemitismo, que experimentó tanto personalmente como a través de las luchas de su familia bajo el fascismo rumano.

Su educación formativa en Rumania e Inglaterra nutrió sus inclinaciones artísticas y literarias. Comenzó a escribir cuentos y poemas, incluyendo uno sobre una niña nacida boca abajo que veía el mundo al revés.
En 1940, apenas meses después del estallido de la Segunda Guerra Mundial, su familia huyó de Rumania, viajando por Francia y Portugal antes de finalmente encontrar refugio en Brasil.

El impacto de mi llegada a la Bahía de Guanabara, Río de Janeiro, un día esplendoroso, ya sin temor de que nos pasara algo, el ritmo que desde entonces me marcó, me sigue y me persigue y yo lo dejo, complacida.
Brasil:
Una juventud rebelde
Myra creció introvertida, a menudo perdida en los libros e inspirada en escritores como Stefan Zweig, Fiódor Dostoievski y Jorge Amado. La escolaridad formal tenía poco significado para ella y vivir en Brasil moldeó profundamente su cosmovisión, especialmente su conciencia de las luchas en las favelas.
Persiguiendo su sueño de convertirse en escritora, asistió a la New School of Social Research en Nueva York, y estudió con pensadores influyentes como John Dos Passos y Erich Fromm.


Se casó en 1950 y dio a luz a su hija, Dominique, al año siguiente. No obstante, su matrimonio pronto terminó en divorcio.


Inicios artísticos
Cerámica
El viaje artístico de Myra comenzó en 1951 cuando entró en un taller de cerámica. Este inesperado encuentro la impulsó al mundo artístico, donde estudió bajo la dirección del artista francés Robert Tatin.


No sabía entonces que en ese instante se resolvía mi destino...


Periodo figurativo
En su búsqueda de exploración y autoexpresión, Myra descubrió nuevas formas de arte y, para gran exasperación de sus padres, comenzó a pintar con un fervor obsesivo. Influenciada por Dufy, sus primeros trabajos representaban escenas cotidianas en las favelas, así como retratos y bodegón.

En 1955, aprendió grabado en metal bajo la dirección del artista brasileño Oswaldo Goeldi. Animada por su tío Marcel Janco, cofundador del dadaísmo, continuó pintando y pronto comenzó a exhibir su obra en ciudades como Buenos Aires, São Paulo y Río de Janeiro.
Formó amistades con destacados artistas, escritores, músicos y críticos brasileños de vanguardia de la década de 1950, entre ellos Mário Pedrosa, Aracy Amaral y Federico de Morais, quienes se convirtieron tanto en sus compañeros como en admiradores.
En 1958, Franco Terranova, fundador de la internacionalmente aclamada Petite Galerie de Río de Janeiro, invitó a Landau a exhibir su obra en una exposición individual.

Río de Janeiro, 1956
Trabajo de día, y pinto de noche.

México:
Tansformación de un artista
En 1960 se casó con Miguel Salas Anzures, el jefe de Bellas Artes del INBA (Instituto Nacional de Bellas Artes) en México. A través de él, obtuvo acceso a los vibrantes círculos intelectuales y artísticos de México.

Durante ese tiempo, fue pionera en una técnica de grabado distintiva llamada Relieve sobre Metal, que implicaba el uso de ácidos para grabar diseños en placas de metal.
Este enfoque innovador fue aclamado por el destacado crítico de arte Paul Westheim, quien elogió su trabajo en la influyente revista El Nuevo Arte de los Metales. El estimado historiador y crítico del arte Jorge Olvera también reconoció la significación de su técnica.

La devastadora pérdida de su hijo de 7 meses la sumió en un profundo duelo. Sin embargo, ella siguió creando. En 1963, realizó su primera exposición individual en México, exhibiendo sus grabados junto a estampas tradicionales.
A pesar del creciente reconocimiento y participación en numerosas exposiciones, las preocupaciones de salud finalmente la llevaron a abandonar esta técnica.

La artista revela posibilidades insospechadas en el metal [...], intenso en su expresión, lleno de lirismo y nostalgia.

La Generación de la Ruptura -
Myra se convirtió en una figura significativa en la Generación de la Ruptura. Este movimiento buscó desafiar la narrativa artística dominante del Realismo Socialista defendida por figuras como Diego Rivera, José Clemente Orozco, y David Alfaro Siqueiros. A diferencia de sus predecesores, los artistas de La Ruptura, que comprendían tanto mexicanos nativos como inmigrantes, muchos de los cuales eran refugiados de la Segunda Guerra Mundial, adoptaron diversos estilos artísticos y enfoques innovadores.

Muchos de ellos participaron en el Salón Independiente, una influyente iniciativa liderada por artistas en México entre 1968 y 1971. Proporcionaba una plataforma para romper con las limitaciones institucionales y las formas de arte tradicionales mexicanas, permitiendo una mayor experimentación y libertad creativa.

Otros artistas destacados de la Generación de la Ruptura son Vicente Rojo, José Luis Cuevas, Lilia Carrillo, Fernando García Ponce, Manuel Felguérez, Kasuya Sakai, Helen Escobedo, Ernesto Mallard y Ricardo Rocha, entre otros.
El nacimiento de los Ritmos -

El año 1965 fue un punto de inflexión para Myra. Su hijastro, en un momento de furioso impulso, destruyó su obra de arte, un acto que desencadenó una crisis personal. En busca de consuelo y renovación, se retiró al mar en Tecolutla, Veracruz, donde encontró el espacio para sanar y reflexionar. Ahí encontró su expresión artística definitiva: pintar con pastel sobre lino crudo.

Desde entonces, todas sus obras han sido llamadas Ritmos. Descubrió en las ondulantes líneas del mar la dirección que debía tomar su arte. Se convirtió en una verdadera pionera en esta técnica, convirtiéndose en la primera pintora abstracta latinoamericana en utilizar movimientos geométricos libres en sus composiciones.

En 1966, apenas unos años después de la muerte de su bebé, también falleció su esposo Miguel. Encontró refugio en sus Ritmos, obteniendo un amplio reconocimiento y participando en numerosas exposiciones por América Latina.
En 1974, comenzó a impartir clases en la Facultad de Bellas Artes de la Universidad de Veracruz y se convirtió en investigadora de tiempo completo en el Instituto de Estética y Creación Artística de la Universidad. En 1975 publicó Si Sabes Ver, un libro que presenta reflexiones filosóficas diarias para sus alumnos de arte.


“Estas líneas transcurren y al transcurrir acumulan existencia y una significación no argumental […], son desenvueltos rítmicamente y esto les permite obtener vitalidad.”
– Raquel Tibol, 1981
¿Por qué ritmo? Porque el ritmo lo es todo. Está en todo. Vida. Poesía, música, danza — todo tiene ritmo. El ritmo es belleza. El ritmo es misterio, a pesar de su aparente simplicidad.















Italia: Nuevas expresiones artísticas
En 1994, se mudó a Italia y continuó explorando la abstracción, centrándose en romper marcos y empujar más allá de los límites geométricos.


Sus obras de este período incorporaban a menudo materiales como fragmentos de radiografías y capas de tinta, reflejando su búsqueda de nuevas técnicas, incluidas sus primeras experimentaciones con el arte digital.
Durante esta etapa, también se sumergió en la poesía y la escritura introspectiva, lanzando un blog personal como espacio para entrelazar su expresión artística y literaria.


Israel: Tonos apagados
En 2010, se mudó a Israel, entrando en un período de depresión que moldeó profundamente su arte. Sus obras de esta época, particularmente la serie Sombras y tierras de Israel (2010-2013), se caracterizaron por tonos apagados e imaginería sombría.


No creo en las fronteras, no me gustan las banderas, no tengo límites. Mi única patria: la amistad, el amor y la justicia para todos.



Países Bajos:
Ultimos Años
A la edad de 88 años, Myra se mudó a los Países Bajos para estar cerca de su familia. Continuó dibujando y escribiendo fervientemente, hasta pocos días antes de su muerte. Myra Landau falleció el 14 de julio de 2018 a la edad de 91 años en Alkmaar, Países Bajos.





¿Qué es el arte?
El arte es todo, y todo es arte, siempre y cuando hagamos de nuestra vida un arte.